viernes, 11 de abril de 2008




Elena de la Aldea

Guerrero
lanza su libro


"La Violencia, Las Violencias.

Reflexiones,experiencias e

intervenciones"Para aprehender y

mirar el mundo de otro modo




POr Nelson Arellano EScudero
 
Este lunes 31 de marzo a partir de las 19:20 hrs.
y rodeados por los estantes que exhiben significativos
y añosos libros del Aula Emilio Tagle de la Pontificia
Universidad Católica de Valparaíso se concretó
un sueño de largo aliento.
Hace dos días a ess horas Edgardo Toro, Rodrigo Cortés
y Christián Carrillo encabezaban el lanzamiento del libro
"La Violencia,Las Violencias. Reflexiones, experiencias
e intervenciones" de Elena de la Aldea Guerrero,el primero
bajo el sello de la editorial "sangriaeditores".
En una sencilla y emotiva ceremonia los editores y la
autora presentaron la obra comentando tanto su proceso
de creación como las generalidades de sus contenidos.

La audiencia, compuesta por familiares de los editores,
amigos y alumnos/as de ellos y la autora recibieron
cálidamente los discursos, en que se dejó traslucir la
forma y fondo especiales del texto,que juega a ser un
libro en construcción, complementando, en palabras de la
autora, las ideas con "emociones, sensaciones,
sentimientos".
Con un novedoso y original enfoque en que se propone
vitalizar la lectura, de la Aldea recurre a las
"Instrucciones de uso" para alcanzar el estatus de
"objeto" del libro. Se constituye de esta manera en un
Manual versátil y maleable que perfectamente podría
emular a "Rayuela" de Cortázar,aún cuando "La Violencia,
las Violencias"logra ser lúdico casi al punto de un texto
infantil.Así de pedagógico es.
Un aporte significativo es la inclusión de imágenes de
sus pinturas. En Santiago de Chile se comentó sobre alguna
de ellas:"se parece al primer tiempo de Van Gogh".

A ello se agrega una delicada y cuidadosa selección de
poesía pertinente que hace de remanso.

Este, literalmente, juego le permite al lector no recurrir
al horizonte o al techo de su casa para madurar la lectura
al mismo tiempo que invita a liberar la imaginación.

Por lo demás, la forma de entrar a un tema complejo y de
tratamiento usualmente sesudo es sencillo, suave, amigable
y amistoso, sin dejar de manifestar una alta densidad en
sus conceptualizaciones y teorización.
Es posible decir que Elena de la Aldea logra sintetizar
una serie de reflexiones elaboradas en diferentes
contextos a lo largo de más de una década y logra apañar
una experiencia ganada en su extensa carrera como
Psicóloga en el Trabajo Social clínico, grupal y
comunitario.

El corolario de este bello evento fue la compra masiva por
parte de la concurrencia de los ejemplares que se venden
a $10.000 (US$23).

Luego la vieja costumbre de compartir el pan y el vino se
manifestó en los pasillos de la casa central de la
Universidad
, precediendo a una cena de celebración pródiga
en sabores criollos y plagada de conversaciones
alegres y profundas.
Probablemente así el libro ya logró sus primeros éxitos
terapéuticos.

Nos deja la autora su primer libro hecho en individual,
lo que se agradece y admira al mismo tiempo que abre las
expectativas acerca de sus próximas publicaciones.
Valparaíso, abril de 2008

jueves, 27 de marzo de 2008

Piropos de Luis Carrillo Caceres

Cien Piropos Cortos y un Estribillo Ausente.

Ay mi cosita rica,

quisiera ser astronauta y que usted fuera la luna

para así pisarla a toda gamba

sin preocuparme de que su lado oscuro siga siendo oscuro.

Ay mi berlincito en mermelada,

quisiera ser pastelero sin diabetes

para echarle todos los polvitos que la dirección del viento permita.

Ay mi empanadita caldúa,

quisiera ser panadero levadura

para así ponerle las manos en la masa

y mojarla más allá de los bordes

hasta que el codo me gotee.

Ay mi banderita tricolor,

quisiera ser mástil en su patio

para hacerle flamear la estrella del azul.

Ay mi sabanita desplegada,

quisiera ser el palo mayor que le domina la bahía

para mecerla en la estratosfera

y convertirla en donación de mucho norte.

Ay mi perrita choca,

quisiera estar todo hueso y que usted estuviera inofensiva en el ladrido

para que así me agarrase con su boca lengua adentro,

aunque me exponga al peligro de ser enterrado en el jardín y no salir más.

Recuerde que la gracia del Edén está en que no es eterno.

Ay mi evita pecadora,

quisiera ser su curita confesor

y así enterarme de primera fuente de cómo, cuándo y dónde

le gusta el ponche.

Ay mi barcaza en el oleaje,

quisiera ser agüita para meterme por su debajo

con el propósito de menearla hasta el mareo

y darme el lujo de elevarle de vez en vez

a cada cuanto nube.

Ay mi señorita azarosa,

quisiera ser comodín y que usted fuera as de oro

para topármela en ocasiones de baraja revoltura

sin dar crédito al monto de la apuesta vanguardia.

Ay mi pollita de granja cachapoal,

quisiera ser el gallito de la pasión y que usted fuera la gallinita ciega

para de ese modo picotearla de improviso siempre que usted tuviera desatentas

las alas del escape

y así lograr el milagro dilatación de sus antares pupilas.

Ay mi nunca de Llay-Llay,

quisiera ser estilo punta adrede y que usted fuera agenda abertura

para de esa manera mancharla a puro furor de mi tinta indeleble

con el fin bajo línea de inscribirle un mensaje entre paréntesis.

Ay mi doncellita geométrica,

quisiera tener los dones de Euclides

y que usted tuviera disposición al diálogo en diagonal

para alcanzar el grado complemento

y así llegar a ser el ángulo adyacente de su triángulo sudalátero.

Ay mi nenita vocal en las cuerdas,

quisiera ser un cepillo de dientes con pasta fluor en el examen

y que usted fuera una odontóloga de comercial

para que me llevase hacia donde le nace el alarido

y me pasee -allende la placa bacteriana- hasta quedar remanso,

todo por cumplir el anhelo de yacer empapado del misterio

de su garganta.

Ay mi perlita de siete océanos,

quisiera mostrarle mis dotes en la pesca submarina,

pues así podré persuadirla de mis sales intenciones

en orden a que me deje abrirle la concha con gusto

y secuestrarla a quemarropa

trayendo todos sus olores en la nariz.

Ay mi ninfa de fábula,

quisiera ser el último unicornio y que usted estuviera perdida en el bosque,

para conmoverla hasta el llanto

mientras me frota el cacho turgencia.

Ay mi negrita selvática,

quisiera ser un simple jardinero

para regarle la mata con el credo permiso de la aurora rocío

bajo el sencillo argumento de tornarle más profundo el filodendro.

Ay mi bocadito a deshora,

quisiera pegarle un mordisco a toda muela

y devorarla de costilla en costilla

y no perder jamás el sabor de soledad que le tirita en los pezones.

Ay mi mujercita de ojazos universo,

quisiera tenerla junto a mi rezo en aquellas horas pardas

para susurrarle un versito con lengua -de esos que tiemblan

más allá del margen-

y llegarle justo al paradero

con tiempo de guiño y alarma pirotecnia.

Ay mi estrellita de quinto horizonte,

quisiera ponerla en la mira

en el nombre de la lupa quema bichos

para ayuntarme con usted en medio del soliloquio de Rita.

Ay mi diosita carnaval,

quisiera asirla en la esquina exacta a la sombra de un recurso

y besarle el beso, tan hondura,

que el estribillo le haga remolinos en el mote.

Ay mi princesita moraleja,

quisiera tener hipo por usted

para así repetirla a toda calle.

Ay mi yegüita calentona,

quisiera ser jinete con jinetas

para montarla a pelo hartazgo

con la rienda tensión, el estribo al aguaite, las espuelas henchidas

de amanecer

y la huasca a media altura

sin parar mientes en la posibilidad de que debido a la consecuente

polvareda entreálamo

termine usted siendo criatura desbocada.

Ay mi potranquita chucaraza,

quisiera ser un domador pendenciero que pende del alambre

para amansarla con caricias repertorio de fundo por venir

y bautizarla sexta en el galope a todo terreno, a campo traviesa

cada noche que llore el sauce.

Ay mi doñita viña mar,

quisiera ser arroyo quintopiedra y que usted fuera cauce en el abajo

para cantarle por encima notas de cristalismo cornetazo

con afinación de ribera repetida

y posarme hecho viaje pistón en su delta de follaje.

Ay mi chiquilla fronda enero,

quisiera deslizarme hasta su rancho vergel

con la autorización del dios de medianoche

y arrancarle el pastito de la acequia

para que le duela el dolor a manera de tatuaje deja vu

y me olvide sólo cuando se le vuelva a poblar el entresueño.

Ay mi reina del ajedrez,

quisiera ser alfil inmune al bloqueo

y que usted estuviera boquiabierta de su propio rincón

para así pillarla y comérmela a discreción paraguay

de vértice a vértice

en el mero cuadro,

mientras me regocijo desbaratándole la corte.

Ay mi alameda en el recuerdo,

quisiera ser vagabundo inverecundia

y andarla a paso intermitente

con humor intervalo

a golpe de suela

invadir el andén

para enseñarle fervores dilección

y luego seguir hasta donde ya no hay álamos.

Ay mi palomita de ascenso asimetría,

quisiera decir con fonema de bolerista el cucurrucucú que la emociona

y así emocionarla

mientras le trenzo el nido y le desato las trenzas.

Ay mi campesina de sabor enigma,

quisiera gustarla y degustarla

y descubrir a qué sabe una mujer que se sabe sabrosa en la frutilla

para así fundar, a partir de tal fruta experiencia, mi sabiduría de sembrador.

Ay mi dulzura en la chacota,

quisiera ser irrisorio con gana en la P

y que usted estuviera risueña hasta la raíz de la primavera noviembre

para cosquillearle de furia el tajo

y así provocar un ataque de risa riqueza en su epicentro.

Ay mi sirenita en topless,

quisiera ser buena tela en el abrazo

para que cuando usted sienta el frío de la danza travesura

se acuerde de mí, que soy marinero en el monte,

y por ende yo -ya no marinero en el monte- con tacto de hado

le aplicaré tacto en la prenda

y erupción con el ojo del capitán.

Ay mi dama en desequilibrio,

quisiera ser mago en el mango enjundia

y que usted fuera una pichoncita añoranza

para ir traveler de contrabando en el pliegue de su ala

y aterrizar pasado de usted (eso)

ajeno a cualquier aroma que no sea usted (eso).

Ay mi tesorito de oficina, contacto en el teléfono,

quisiera ser de la casta de Oliveira y que usted fuera la maga calletibia

del 68 y más tarde la callejuela del post 68 (del noble autor) que no hirvió 69,

para lloriquearle cuánto hiere un distanciamiento politraumático (del noble autor),

de modo tal que, luego de variadas formas de lectura y acuerdos de reconciliación,

nos sintamos aptos para el recreo par del luche eterno.

Ay mi artista en la cuerda floja de un circo cielo,

quisiera ser el convidado de piedra y que usted fuera atracción tribal

para aproximarme a su coreografía en medio del acto nube

y esperar pera arriba (a metros de la red) que caiga soltura venus

la muy calipso boca abajo

con tal de no perder la oportunidad de atraparla en el aire,

mientras el público pide la otra.

Ay mi cachondina pornográfica,

quisiera entrar de piel en el reparto miel de su virtud que se reparte piel

y que usted fuera tantán…

para quedarme con la mejor parte piel

y no quitar la mirada del estofado que quema roces en la cocina.

Ay mi ciudadana pantorrilla,

quisiera ser cual vivo tal soy con el once estatuto

y que usted fuera curva en el secreto

para leerle los labios girasol tras el sol

siempre hay occidente.

Ay mi ardo literatura,

quisiera ser perspicaz en el repaso y que usted fuera caligráfica de sangría

para ojearla a casi lámpara provincia

con auxilio de la baba dale número.

Ay mi nadadora cinturela,

quisiera imbuirme en su ultramar cuando usted es distensión en el golfo

para voltearla en latitud de cresta espuma

en la ola tardía

ha de ser salada con ahínco.

Ay mi conejita de madriguera rubicunda

quisiera interceptar su regocijo cuando usted palpita en el otoño

(y que fuera diestra la corneja)

para tomarla con confianza en el recodo del sendero

y encenderla a la medida de mi antorcha.

Ay mi avecilla miramar,

quisiera atisbar su vuelo a mediodía y que usted silbara distracción en el recoveco

para ser desde aquí persecución de su silueta

y hacerla caer en la trampa con un guiño investidura.

Ay mi gatita de retinas manantial,

quisiera cazarla en el pleito amén de mi garra

y que usted fuera reverencia al astro rey

para ronronear en su regazo una cuna canción que le nuble la cereza

y la duerma cariñosa de respingo.

Ay mi ratoncita en el ensayo,

quisiera conocer la naturaleza hidro de sus mejillas

y que usted salpicara de gotas ternura la ventana

para captar al fin el modo cultivo de perderme en su laberinto

sin opción de abandono.

Ay mi muñequita toda psiquis raciocinio,

quisiera ser absurdo en la reducción

y que usted alojara endeble un segundo en la lógica

para aprovechar la coyuntura

y así perturbarle el juicio piedra y hurtarle el sostenimiento

sin más pretensión que situarla distante de la razón que le cuida el hogar.

Ay mi pretty woman,

quisiera tener los anteojos de Orbison y rozarla down street

cuando usted enloquece a los semáforos

para escuchar el abril de su guitarra joya -con atmósfera de balada-

e improvisar sobre su estancia -con atmósfera de balada-

un acorde corazón.

Ay mi secretaria piernas en cruz,

quisiera ser su jefe, corbata porno,

y que usted tildara desplante en la taquigrafía

para que así me tome el dictado a mano llena

y carcajada concupiscencia.

Ay mi manzanita frescura en el verde,

quisiera descolgarla del árbol o que usted cayera de madura

para hincarle el diente a su vicio conocimiento

y así enrojecerla según la clave de la encía.

Ay mi dama puerta entreabierta,

quisiera elucubrar un tránsito hacia la suya semisenda

y que dejara la luz en suspenso

para instalarme domicilio en su altertúnel

sin prestar mayor atención a la cardinalidad que le aprieta la sonrisa.

Ay mi gitanilla andanza arcoiris,

quisiera ir de pueblo en pueblo con el pregón en punta por virtud del asfalto

y que usted fuera detención en la cuadra ventura

para verme la suerte con usted y su talante

y siendo verdad que no conviene verse la suerte entre gitanos

no hay de qué inquietarse pues yo no soy gitano

ni me peino como gitano.

Ay mi visitadora de otro mundo,

quisiera ser ufólogo espiritista y que usted descendiera en son de paz

para que así nos decidamos a tener un encuentro cercano del tercer tipo

en este mundo

mientras me lubrica la antenita alienación.

Ay mi verdulera de neblina mañana,

quisiera sorprenderla con un enjuague agosto

mientras usted se desacomoda la enagua tibieza

para convencerla de mi antojo tenor

y así meterle conversa en la lechuga,

inundarle de caricias el repollo

y crujirle ambientes en la coliflor de usted.

Ay mi cabrita montañosa en la carrera,

quisiera darle un toque en la campanita

y que usted estuviera ígnea en la querencia

para conseguir la comunión alquimia entre el fuego y el tañido

y así crecer a lo ancho de su lágrima.

Ay mi tercerina réproba,

quisiera ser su profesor de matemáticas

y que usted fuera turista en el mundo de las ecuaciones

para dejarla colgando de rojo en la libreta

y tomarle prueba oral con la promesa de un cuarto medio.

Ay mi bailarina rimbombo,

quisiera seguirle los pasos y que usted encadenara sílabas en el eco

para ser persecutor de sus talones

y oído de la algarabía que le pellizca el valle.

Ay mi actriz jocosa en el papel,

quisiera dirigirle el arrebato mientras usted vocaliza el personaje

para encontrarle fallas en la gutura

y así mandarla a la casa con tarea en el arrullo

bajo la esperanza de que en la jornada siguiente

esté al día en la humedad.

Ay mi florcita de séptimo potrero,

quisiera ser despierto con la ojota

y que usted fuera altar de lluvia silvestre

para que así ignoremos juntos el orgullo citadino

y nos contentemos con acentuar de risa vaivén

los sonoros de la siembra.

Ay mi muchachita de alma etílica,

quisiera ser dulcecito en el mosto y que usted fuera sed en el paladar primor

para que me estrujase el racimo corteza

y así ser cosecha en su garrafa

con motivo de un vino santo.

Ay mi compañera en las izquierdas,

quisiera exhibirle la dureza de mi órgano oficial

y que usted estuviera transigencia en la doctrina

para soplarle el comité y columpiarla central en el archivo.

Ay mi locutora de frecuencia modulación,

quisiera estar informativo en la salida y que usted tuviera dicción en el almanaque

para que me pronunciara en el extra y en el flash

con su intuición ortográfica.

Ay mi musa de museo,

quisiera ser pintor con talento pincel en los colores

y que usted modelara brazos y rodillas

para imprimirla de prisión en el bastidor complicidad y reducirla a las dos

dimensiones

pertinente en la galería.

Ay mi razón de ser en la fogata,

quisiera estar leño en vistas de su hoguera curiosidad

y que usted crepitara chispas en el entremedio

para rendirle culto en el culto incandescencia

sin más intención que indagar en su brasa.

Ay mi niña en ebullición,

quisiera asomarme cristal en su hacienda

y que usted fuera vapor de colección

para así empañarme de su toda

y desaparecer luego con el silencio del paño que borra el dibujo.

Ay mi sueño recurrencia,

quisiera llevar un poco de vigilia cuando la invento en el reino del antifaz

y que usted vibrara fiebres allá en la cortina

para derramarle una pizca de realidad a la leyenda argumentación

y así soslayar la frontera que separa fue de nunca tal.

Ay mi filóloga predilecta,

quisiera ser traductor y que usted fuera traductora

para estudiarle el lenguaje mientras usted me estudia el lenguaje

y así conquistarle la sintaxis profundidad

a la vez que usted me interpreta el semántico derroche.

Ay mi non virgencita en la Iris,

quisiera non rogarla y que usted non transpirara asunción

para no amagarla con la fe que es non

y así non se me vaya a la metafísica.

Ay mi diablilla advertencia,

quisiera ser oportuno cabezazo y que usted fuera sin barrera hasta la línea

de fondo la involucro

para hacerle goles festivales en la cabellera cordialidad

y así estructurar un marcador de monumento.

Ay mi corazonada en el pecho,

quisiera volar aguilucho la encomienda que le brilla

y que usted estuviera dádiva en la custodia

para robármela con sigilo a dos minutos de la guardia.

Ay mi puritana mañosa en el alimento,

quisiera atravesarla con una alegría endocrina hasta el jugo

y que usted olvidara caminar por el rango de la dieta vereda

para que determinara entonces caminar por la gran avenida

pues allí yo podré estimularle el apetito,

agitarla guatita llena

y finalmente sacarle los flatitos.

Ay mi jovenzuela calurosa por la dermis,

quisiera estar refresco en su presencia

y que usted se sofocara de rubor en mi presencia

para tirarle lo propio con el abanico extensión

y así evitarle la odiosa condena de emplear la extensión.

Ay mi jovencita gramática en el uso I,

quisiera estar así de caramelo en el esto

y que usted estuviera cosquillas de su eso

para que seamos empeño en el aquello

aquí y allá

mientras le esgrimo el pronombre alegoría

que resiste cualquier sitio en la oración.

Ay mi jovencita gramática en el uso II,

quisiera estar así de anzuelo en el esto carnada

y que usted estuviera bendita de su eso candombe

para que seamos ritmo huracán en el eso taquicardia

allá y acá

mientras le adorno el predicado atribución

-tautología en el período-

a fuer de tanto complemento.

Ay mi jovencita gramática en el uso III,

quisiera estar así de nominal en el verbo acción

y que usted estuviera toda preposición cinta en su debajo botones

para que seamos subjuntivos en el modo ansiedad

y futuro perfecto en el tiempo amanecida

habremos aullado.

Ay mi admiradora boquialerta,

quisiera insistir con el hipérbaton

siempre y cuando usted estuviera golosa en el desorden

para llenarle de pingües la estrofa cuarteta y también la terceta

pues la colocación de los factores en escena

no altera el destino del discurso

o del discurso no altera el destino.

Ay mi copiosa por la llovizna que la hunde y la funde,

quisiera masajearle la metáfora mientras usted es sonrojismo de mejillas

para componerle un soneto avalancha desde la tetacuar hasta la cetater

con sinalefa pegamento y sin métrica verecundia

y así atardecer tan endecasílabo como alejandrino

y devenir ubicuo según me plazca

estar o no a su frente.

Ay mi pequeñuela saltarina,

quisiera homenajearla en la colmena y trancarla en la caramba

y que usted fuera oreja al silogismo alud

-mientras se desenvuelve equitadora-

para penetrarla arriba de la escala a toda voz del altavoz

y así ayudar a que la premien por tanto caro brinco.

Ay mi puella de pudibunda composición,

quisiera inspeccionarle la pudenda y que usted fuera nuda en la pudenda

para arrimarle la contra asonancia

y el tic-tac en la consonancia factura.

Ay mi recitación a medianoche,

quisiera navegar en su catarata mientras le sube la marea

y que usted estuviera zorra en el campamento

para estancarme coágulo en las arterias que la gritan maravilla

de costado.

Ay mi amistosa perdición,

quisiera bendecirle la fortuna mientras le arriesgo mi palanca

y que usted fuera carne en el reloj

para caerle con personalidad de hoja otoñal

sin nostalgias de paciencia verdor.

Ay mi reverenda tempestad,

quisiera brotar taumaturgo en las cercanías de su ciudadela

y que a usted le calzara bien la venia rendición

para retenerla en el ático después del acoso

con las llaves bajo la alfombra

teñimos la uva.

Ay mi asmática poética,

quisiera estar con ideas en la mente y que usted tuviera pulso

en el concipio

para concebirle un concepto concepción

de natura telúrica.

Ay mi orgásmica lectora con prontitud intro el ocio,

quisiera graficarle un dato labial en la página través

y que usted fuera california por la queja

para condimentarla de especia en especia

a menos que le disguste la canela y el clavo.

Ay mi teatral dependencia,

quisiera estar libertador en las botas y rugir emancipaciones

mientras usted estrecha el cerco

para concretar la revolución paraguaya de la uña

y así entonar el himno consigna

cada vez que le sujete el tobillo.

Ay mi editora biblioteca,

quisiera releerle el libro costura bajo el clima del farol madrugada

mientras usted se suaviza la felpa del insomnio

para satisfacer las demandas del índice cachondeo

y así reptar benigno en sus horas crespas

y estúpido de tanto atenderla en la capacha.

Ay mi afrodita tetiláctea,

quisiera ser un químico insurrecto y que usted fuera neurona rebeldía

para estropearle la sinapsis

y así dejarla babosa en la inconsciencia.

Ay mi esquiva lacrimógena,

quisiera ser actor de quinta cartelera

y que usted fuera cruda por la nobleza comedia

para debutarla en el estreno -telón meteoro-

y así ponerle punto final a cuanto dramón publicidad

le entorpezca las pestañas.

Ay mi luciérnaga palabra a diez metros del hechizo,

quisiera ser el gigante egoísmo y que usted fuera terraza en el adiós

para prensarle el destello con mis métodos pulgares

y no dejarla ir aunque llueva.

Ay mi musicala en la cabeza,

quisiera contraerla en el pellejo

y que usted zigzagueara pegajosa de butaca

para enamorarle la presente quimera

y quedar con el nervio zapateo adherido a su corona carmina.

Ay mi danzante bacante,

quisiera estar dionisíaco en el ombligo y más allá del ombligo

y que usted estuviera dionisíaca en el ombligo y más allá del ombligo

para ingresar a su jolgorio evohé

y verla jugar a la ronda de San Alberto

la que se ríe

se traga el cuento de San Alberto.

Ay mi sabrosura meridiana,

quisiera estar colmillo en el espejo transparencia

mientras usted se duplica en el espejo transparencia

para espiarla a través del consumo transparencia

y admirar su imantación de sí misma transparencia.

Ay mi odalisca sabatina,

quisiera contemplarla bajo el encanto de un parque domingo

y que usted existiera a veces de un modo domingo

para reiterarle mis sábados alientos

pero con tonos de arte domingo.

Ay mi andaluza en la zeta va Lucía,

quisiera portar espada de andaluz

y que usted sosegara el vestido rosario a la vera de lidia

para cobijarla en el tendido maestranza

y lucirme con el quinto episódico

a costa del capote santuario,

de la muleta molinete

y del sudor a volapié.

Ay mi madame afrancesada,

quisiera ser caballero por la capa

y que usted persistiera en estar tan dama en el escote –alta curnia—

para sacarme el sombrero en su cara

y eclipsarle la cara de tonadas

aprovechando la ausencia del mayordomo real.

Ay mi presumida decadencia,

quisiera decaer hasta su pozo almendra

y que usted estuviera vendimia en el subsuelo

para glorificarme de su gloria

y terminar ufano con mayúscula.

Ay mi portuaria ángeles,

quisiera ser el pirata de garfio plata

y que usted estuviera religiosa de navío

para profanarla en el abordaje

y así transformarle la cultura.

Ay mi aurora morigeración,

quisiera anegarle la prudencia

justo cuando usted es cántaro nuez de rocío

para desvirtuarle la templanza

y así conseguir que la suya mediedad sea siesta desmesura.

Ay mi licenciosa de geografías a granel,

quisiera ir acorazado a la deriva y que usted fuera costa desenfreno

para encallar en su arena nutrición

antes de emprender la altra migra hacia el añejo sur.

Ay mi patrona en el cerro catedral,

quisiera ser penitente de su peregrinación

y que usted estuviera votiva en la alcancía

para echarle chucherías en tal estuche condición

y guardar a cambio en la fides camisa

una estampita de la sua rosa.

Ay mi adicta a la tiza en la pizarra,

quisiera ser el Poeta Cantimplora

y que usted estuviera seca en la cascada mitología

para endiablarle la pereza zurda con utopía vorágine

y así digitarle el dedo trópico en la llaga tráfico

sin precauciones disculpa.

Ay mi ida en la memoria curso,

quisiera ser el Faneca arrepentido y que usted fuera la mora moza

para impactarla en los aretes de morena levedad

y así despiadarme de sus comisuras

con la pureza capital de mi capítulo.

Ay mi capullo referencia,

quisiera cruzarla de afuera a dentro

y que usted me recibiera de cabo a cabo

para envolvernos de este a oeste, en esto y aquello

y pasar de lo uno a lo otro

y de lo otro a lo uno.

Ay mi prosa consagración,

quisiera ser un rayo cartílago

y que usted fuera trueno entre lo suyo emblema

para relampaguearle en el vórtex paraíso

y así acabar noveno de su cintillo.


Luis Alberto Carrillo Cáceres.